miércoles, 14 de noviembre de 2007

Dolor en Italia


Más de 2.000 personas asistieron al funeral de Gabriele Sandri, el hincha de la Lazio que murió el domingo luego de recibir un balazo disparado por un policía. "Esperamos un entierro en calma", dijo el ministro del Interior, preocupado por los enfrentamientos que se generaron tras el asesinato.
Miles de aficionados al fútbol de toda Italia dieron hoy el último adiós a Gabriele Sandri, el hincha de la Lazio muerto por un tiro de la Policía. La ceremonia para Sandri se desarrolló en la iglesia San Pío X del barrio romano de Balduina y comenzó con aplausos de larga duración cuando el ataúd llegó al templo con tiempo lluvioso.

Montañas de ramos y ofrendas florales se amontonaron ante la iglesia con capacidad para 900 personas con asiento, pero que dio cabida a más de 2.000 aficionados. Otros miles se agolparon ante las puertas del templo. Hasta poco antes de la ceremonia, los aficionados tuvieron ocasión de rendir el tributo a los restos mortales de Sandri en la capilla ardiente. El aficionado del Lazio murió el domingo por el disparo de un policía en un área de descanso de una autopista, cerca de Arezzo. Por la noche estallaron violentos disturbios protagonizados por hinchas italianos en varias ciudades del país.

"Esperamos un entierro en calma", dijo hoy el ministro del Interior, Giuliano Amato, y previno al mismo tiempo de que se produjeran nuevos desórdenes después de los funerales. Las fuerzas de seguridad en Roma no se limitarán como en los recientes disturbios a "calmar la situación". En los incidentes de la noche, la Policía, según palabras del ministro, "no respondió para evitar un baño de sangre".

Aficionados de Milan, Sampdoria y Livorno viajaron también a Roma para asistir al entierro. La tienda de ropa del aficionado baleado fue en los pasados días punto de peregrinación de millares de personas. El policía que disparó se encuentra bajo sospecha de homicidio por imprudencia. Según dijo, el arma se le disparó cuando corría detrás del vehículo del fallecido y sus compañeros, a los que había sorprendido peleándose con hinchas de un equipo rival.