Gimnasia y Colón aburrieron: siguen sin ganar en el torneo y entre los dos suman apenas un gol. Ambos están en deuda con la gente.
Amos y señores del cero. Casi no podía esperarse otra cosa conforme a lo que vienen mostrando en el Apertura. Gimnasia y Colón terminaron en tablas después de exponer el por qué entre los dos llevan un gol en el torneo (se lo hizo Colón a Quilmes en la 1ª fecha). Es cierto que el Lobo mereció la diferencia, pero por ahora sólo le queda en el haber la intención y en el debe el juego, algo peligroso. Colón, claro, fue peor: a la misma falta de claridad le agregó una indolencia alarmante y casi no inquietó a Sessa. Así no, señores.
Del primer tiempo, mejor pasar la página porque fue bochornoso. En ese lapso ofrecieron un compendio de malos pases, de inexistencia de sociedades y falta de recursos. La cancha, que no está bien, apenas podrá ser usada de excusa porque los problemas pasaron aun por sobre su pobre estado. Para resolver la faceta defensiva a Gimnasia le bastó con la sobriedad de Masuero para cubrir intentos y errores de compañeros. Arriba, Neira quedaba condenado a la individual, porque jugaba lejos de Navarro y porque los volantes no pisaban el área. La única acción lucida de la etapa inicial fue una gambeta del pibe que terminó en centro y definición alta del uruguayo. Lo grave para el Lobo es que la visita hizo poco para neutralizarlo, con un fondo que se cansó de presentarle ofertas y que llenó su tarea de desprolijidades.
El panorama mejoró algo en el complemento. Lógico: era imposible que empeorara. Un tiro desde afuera de Rinaudo fue el aviso y la entrada de Castro por Jiménez, la confirmación. Gimnasia parecía estar para más y le pasó cerca al gol cuando una apilada de Neira terminó con una media vuelta de Navarro al travesaño. Al menos, el equipo de Cocca ya era tibio. ¿Colón? Seguía bajo cero y sólo levantó el termómetro a los 19, cuando Fuertes pescó un centro a media altura y se perdió la más clara. En el local, Moreira se soltó más en ataque y creció Capurro, pero nunca arriesgó de más al mantener intactas las dos líneas de cuatro. Las indiscutibles ganas, entonces, chocaron contra el sistema que terminó fagocitándose a Neira y dejando seco al único equipo que no convirtió en el torneo.
La preocupación es saber hacia dónde quieren ir los dos. Gimnasia, según el técnico, procura mejorar el juego para no pensar en el Promedio. El diagnóstico a la fecha es que está lejos. Colón parece ratificar lo de cada temporada: la eterna promesa de equipo revelación que por ahora sólo revela que no se rebela. Un trabalenguas más fácil de digerir que el fiasco del partido de ayer.
Fuente: Ole