martes, 20 de noviembre de 2007

Uno más y no jodemos más


Macri todavía sueña con Román como broche de oro para su gestión. "Todos me piden un esfuerzo", dijo. Pompilio se reunió con Llaneza, que avisó que si hay buena voluntad, es posible. Está duro pero hoy la siguen...

Hubo buena comida y mejor bebida. Amigos de toda la vida y visitas de ésas que se encuentran en eventos excepcionales. Clima de alegría pero también de nostalgia. Discursos emotivos. Saludos. Felicitaciones. Pero... ¿Y el regalito?

En la fiesta de despedida de Mauricio Macri, que ayer empezó a cerrar un ciclo en Boca tras 12 años de gestión, apareció el esperado José Manuel Llaneza, consejero delegado del Villarreal, pero con las manos vacías. ¿Y Juan Román Riquelme? Mauricio quiere darse un último gusto como presidente de Boca, uno más, y por eso, en sus últimas horas en el cargo insistirá para conseguirlo. Y así poder disfrutar, desde su despacho de Jefe de Gobierno frente a la Plaza de Mayo, un 2008 con tantos éxitos como lo que gozó desde el palco presidencial en la Bombonera. Por lo pronto, ayer hubo contacto al mediodía, en Recoleta donde está alojado el dirigente español, y Pedro Pompilio y un ladero de Macri le pidieron el jugador para el 30 de noviembre y se volvieron a casa con un sabor agridulce porque, si bien hay predisposición para conversar y el español postergó un día la vuelta, la diferencia económica todavía es larga. "No hay acuerdo, pero me voy a quedar para seguir hablando. Si todos ponemos buena voluntad, es posible", aclaró Llaneza. Y Mauricio, en su fiesta, dijo: "Todos me piden que haga un esfuerzo más, pero no es fácil. Sería un sueño".

Desde aquella última charla telefónica entre Macri y Francisco Roig, presidente del Villarreal, cuando cerraron la negociación por diferencias económicas imposibles de ajustar, de los dos lados dejaron pasar tiempo para enfriar los ánimos y esperar el momento oportuno para volver a actuar. En España lo hicieron sentir lo más incómodo posible a Romy, quien se entrena sin tener la posibilidad de jugar, e incluso en este tiempo no le pagaron un euro (debe cobrar nueve millones en dos años), según denunció el jugador la semana pasada. Y desde Buenos Aires esperan que en Villarreal se convenzan de que Riquelme no va a jugar en otro lugar del mundo que no sea Boca. De hecho, el volante ya descartó otras dos ofertas, del Tottenham y del Newcastle, y sigue repitiendo que tiene un año y medio más de contrato. Las posturas, a esta altura, están clarísimas: Román se quiere ir, Villarreal lo quiere largar y Boca lo espera con los brazos abiertos. Pero otra vez hay diferencias grandes en los billetes. Riquelme no cederá un euro, Villarreal quiere una compensación y Boca exige cifras acordes al mercado sudamericano.

En ese escenario de negociación, entonces, Macri y algunos dirigentes de primera línea de Boca aprovecharon la visita de José Manuel Llaneza para ablandarlo y preparar el terreno para la vuelta de Román. ¿Para Japón? Tras la reunión de ayer está claro que es difícil. No sólo por las trabas reglamentarias, ya que Boca entregó en FIFA una lista de 30 jugadores para el Mundial de Clubes de los cuales debe cortar siete para dejar los 23 definitivos, y entre ellos no figura Riquelme, sino porque los tiempos ya no dan para cerrar una operación de semejante magnitud. "La idea en realidad es encaminarlo para el año que viene", confió anoche un dirigente esperanzado, entre brindis y brindis, en plena Bombonera. Y, desde Colombia, Riquelme también siguió atentamente lo que se cocinaba en Buenos Aires: "No sé si mi vuelta a Boca se va a dar ahora o más adelante. Ya todos saben que en algún momento voy a volver", declaró con cordialidad Romy, quien durmió la siesta con el celular abierto por si había novedades.

Para eso, además del ablande con Llaneza, que continuará hoy, la idea de Boca apunta a agotar otro libro de pases en España. Y, a fines de enero, cuando se cierren opciones de transferencia, Riquelme haya rechazado todo tipo de propuestas y Boca aparezca otra vez como la única salida, entonces sentarse a darle un final a esta novela con cifras más cercanas a la realidad argentina.

Macri quiere darse el último gusto como presidente de Boca. Uno más. Y...